Su ubicación a los pies de una colina la conserva al resguardo del frío y el viento, también se acurruca cuando el sol es fuerte como buscando la protección de esa matriarcal montaña.
Los alrededores de Formiche nos llevan por recodos de ríos que la hermanan con su barrio Formiche Bajo. Ambas poblaciones conservan arquitectura del siglo XVII, como el ayuntamiento y la ermita.

Formiche Alto reclama atención hacia su puente medieval que recuerda a tiempos de conquista, de torneos a caballo y de pasos tranquilos de carretas. Hoy ese puente nos conduce hasta una fuente en donde la sombra de un tilo nos acompaña y reconforta.
En las proximidades podremos ver el monumento al carbonero que nos enseña la estampa de los antiguos habitantes de la localidad.
En su término cuenta con un árbol monumental como la sabina Pinera, tres poblados ibéricos y uno de la Edad del Bronce.